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Un  arquitecto español le preguntó al alcalde de Caracas Jorge Rodríguez a propósito de un gran parque que se hace en esa ciudad y para el cuál se  lanzó una gran convocatoria; con amplia respuesta de diferentes países del mundo: ¿Cómo será la ciudad del futuro?, y su respuesta fue: aquella en la cual las clases altas utilicen para desplazarse los medios de transporte público. Y lo harían por dos razones; la calidad de servicio, y porque para ese momento la equidad social será alta. Yo diría para agregar, que la salud pública para ese futuro, además de gratuita y universal, cuente con medicamentos también gratuitos.

En el show de Laura Flanders una exitosa  presentadora norteamericana, una escritora dice cuando le preguntan por qué utiliza tanto la ficción en sus escritos; porque la ficción (el viaje a las estrellas-la guerra de las galaxias) es la manera de olvidarse del capitalismo. Y desde luego los pronósticos del alcalde y lo que yo agrego no es ficción ni utopía. Por ahora, tenemos que escribir en términos reales en una sociedad  como la nuestra. La producción de medicamentos esta hoy en manos de unas compañías farmacéuticas  multinacionales  que además rigen su mercado. Basta recordar que, las clínicas tienen su mayor ingreso  precisamente en los medicamentos. Pero, por otro lado, esas empresas tienen autonomía en la fijación de los precios, alegando; periodos de investigación, presentación de la marca, y en el eslabón, el visitador médico como un seductor que valoriza el producto. Esa  atmósfera inquietante alrededor de la enfermedad y por su puesto su inducción permanente a los medicamentos, deforma el concepto de salud.

La salud es una necesidad que comienza en la prevención, y que es la Medicina Preventiva;  la instrucción a la comunidad, la atención al medio ambiente, al medio donde se trabaja, la estabilidad emocional, el ajuste sicológico  que, tenidos en cuenta dentro de un compromiso institucional, haría menos exigente  el uso de los fármacos y disminuiría las exageradas ganancias de los productores. Pero, ¿quién gobierna la salud en el mundo? La Organización Mundial de la Salud OMS, que como muchas otras organizaciones de  carácter internacional, hoy son manipuladas por el capital, por la filantropía (Fundación Bill y Melinda Gates) las empresas farmacéuticas y los gobiernos de Estados Unidos y La Gran Bretaña, con “donaciones” que cubren el 80% de su financiación, jugosas donaciones dirigidas, que otorgan poder para direccionar la organización  y definir las prioridades, en vez de fortalecer el carácter democrático  con el que se creó la organización. Pero este país; Colombia, siempre tiene sorpresas; Germán Velásquez  un manizalita, filósofo de la Universidad Javeriana y doctor en economía de la Sorbona (París) y quién trabajó durante veinte años en la OMS y la conoce a profundidad dice: “La asamblea mundial de la Salud es la reunión de todos los ministros de salud. Con una agenda de muchos puntos que no reflejan las prioridades. Y después de discutirlos durante horas se logran unas resoluciones que son como sermones de iglesia: no tienen ningún valor jurídico  ni mecanismo legal para que los países se comprometan a implementarlas”.

Se conoce que, en esta organización tan importante que podría evitar millones de muertos al año por falta de algún medicamento, al Dr. Velásquez le temen por su posición valiente y consecuente  al lado de un mundo más equilibrado. Y la otra sorpresa es el frente formado para estudiar y analizar  estos problemas del manejo y comercialización  de los medicamentos, con una agenda que obedezca  a la atención prioritaria  del bienestar  y el goce del derecho a la salud por parte de la población colombiana.

Y, esta noble labor la realiza sin aspavientos,  pero con devoción profesional y humana el frente formado por la fundación Ifarma, el Centro de Información de Medicamentos de la U. Nacional, La Federación Médica Colombiana y Misión Salud, a la cual los colombianos no saben cuánto le deben.

En la segunda parte de este escrito, explicaré  quienes son sus participantes y los logros  que ya obtuvieron en la liberación de la patente en medicamentos específicos y costosos y en los medicamentos genéricos.