¡Que Chile NO venda su agua dulce!

Posted by Socialismo Revolucionario on martes, mayo 14, 2013

Lo que durante décadas pareció una absoluta estupidez, una locura sin fundamento alguno respecto al interés de potencias extranjeras en nuestras reservas de agua dulce, hoy cobra inusitada vida merced a un embajador que encendió las alertas de toda la sociedad civil chilena

“NO LES TENGO miedo a los de afuera que nos quieren comprar, sino a los de adentro que nos quieren vender". La frase del ex Presidente de Argentina, Arturo Illía, ha estado resonando en mi conciencia con el ruido característico de tambores de alerta desde el momento que se publicó la noticia respecto al proyecto de “vender agua de la Patagonia chilena al gobierno de Qatar”.

Qatar está situado en el Golfo Pérsico, junto a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (* ver mapa). Es un país pequeño que se puede cruzar en automóvil en menos de tres horas, siendo todo desierto y playas. Su capital es Doha, y será la sede del Mundial de Fútbol el año 2022, aunque la FIFA ya está solicitando a los organizadores que fijen el calendario de partidos en una fecha que no se encuentre en medio del lapso que va desde junio a septiembre, ya que en ese período la canícula puede alcanzar incluso los 50º Celsius de temperatura a la sombra.

(*) Mapa de Qatar  http://misnotasyapuntes.blogspot.com/2010/12/mapa-de-qatar-qatar-2022.html

El periódico qatarí “Gulf Times” aseguró que el embajador de Chile en los Emiratos Árabes –Jean Paul Tarud- habría confirmado la existencia de un acuerdo referido a la venta de agua dulce proveniente de Campos de Hielo Sur, en plena zona patagónica chilena. De inmediato, casi como un resorte accionado por golpe eléctrico, saltó a la palestra el diputado (PPD) Jorge Tarud, padre del embajador, que a través de su cuenta en Twitter manifestó: “Es falso y hay malintencionados (sic). No existe un ofrecimiento de exportar agua mineral por parte del Embajador. Hay pequeñas empresas del rubro que están en ese proyecto, no es una oferta del Gobierno”.

No obstante, es un hecho indesmentible que durante una visita a la ciudad de Doha nuestro embajador en Emiratos Árabes declaró al periódico qatarí: “Chile tiene una de las reservas de agua dulce para exportación más grandes del mundo. Campos de Hielo Sur, en la Patagonia, es la única nueva fuente de agua disponible sin ninguno de los problemas asociados a la desalinización y su alto consumo de energía”. ¡Y vaya a quienes se los dijo! Nada menos que a los mayores consumidores de agua dulce per cápita en todo el Oriente Medio, precisamente a una de las naciones que carece casi totalmente del líquido y vital elemento, pero, en cambio, posee una enorme riqueza merced a sus pozos petrolíferos y bolsones de gas, lo que le permite adquirir agua dulce sea cual sea el precio que deba pagar por ella.

El gobierno chileno ha salido al paso de estas informaciones declarando ‘oficialmente’ que no hay ni nunca ha habido proyecto alguno de venta de agua patagónica a ninguna nación del planeta. Sin embargo, bien sabemos que el “gobierno de excelencia” (así lo bautizó el propio Sebastián Piñera al comenzar el año 2010) siente motivación muy especial y decidida cuando existe algún negocio de voluminosas proporciones en lontananza… y también somos conscientes que ese tipo de ‘negocio’ casi siempre es turbio, oscuro y francamente va en detrimento del país y su gente.

No cabe discusión al respecto; desde hace años nuestro querido y bello Norte viene experimentando (sufriendo, es la palabra adecuada) una sequía  preocupante. Valles otrora verdes y fructíferos, como el de Vallenar y el de Huasco, hoy presentan un escenario desolador ante la carencia de lluvias en el último lustro. Como si ello no hubiese bastado, los gobiernos del duopolio Concertación-Alianza se esmeraron en ahondar la crisis mediante otorgamiento de libre uso de cursos de agua a empresas mineras que arrasan con glaciares, ríos y hondonadas para llevarse nuestros minerales a  maldita sea la parte, sin refinarlos en este país y, además, cancelando “impuestos- migajas” que son risibles  en cualquier nación civilizada.

Creo que el embajador Tarud no mintió  en absoluto en sus declaraciones al diario qatarí.  El gobierno del señor Piñera podrá echar mano de cuanta explicación se le venga en ganas, pero el cúmulo de eventos conocidos por la opinión pública en relación a materias como la señalada le jugará en contra. Aclaremos que ese “cúmulo de eventos” no puede atribuírsele exclusivamente a la actual administración, sino, siendo objetivos, en gran porcentaje es responsabilidad de los gobiernos concertacionistas, muy en particular el del señor Frei Ruiz-Tagle y el de la señora Bachelet Jeria.

Jean-Paul Tarud, quizá inconscientemente, ha tenido la virtud de poner en alerta a la sociedad civil -y también a la militar-, pues no constituye misterio referirse a la ingente necesidad de agua dulce que de aquí en más manifestará gran parte de las naciones de nuestro planeta, y con ello se reaviva la antigua discusión sobre aquel trozo de Chile austral vendido a un  mega empresario estadounidense, Douglas Tompkins, como también deben ser mencionados los sucesos acaecidos últimamente en la zona magallánica de Torres del Paine, lugar al que concurre un alto (y extraño) número de soldados israelíes, licenciados por el gobierno de Tel-Aviv luego de cumplir con un servicio militar extenuante y largo en las zonas invadidas bélicamente por el país de la estrella de David. ¿El mencionado interés israelita es sólo por turismo, o hay algo más que nuestras autoridades ocultan a la población?

Son ya demasiadas las naciones, empresas y milicias interesadas en la Patagonia chilena-argentina como para no tener negros pensamientos. Recordemos que en el siglo XIX, el general Manuel Bulnes –durante su decenio gubernativo- ocupó esa zona, fundó Punta Arenas y tomó posesión del Estrecho de Magallanes a nombre del gobierno y del pueblo chilenos, adelantándose a imperios como Inglaterra y Francia que manifestaban serio interés en establecer colonias propias en aquellos parajes, tal como el interés que exterioriza su majestad británica respecto de agenciarse los territorios antárticos que hoy administran Santiago y Buenos Aires.

Y, por último, si nada de lo mencionado en los últimos dos párrafos fuese relevante, sí lo es (y mucho) aquello que ocurre en las ciudades, pueblos, valles y puertos de la zona norte chilena, donde la escasez de recursos hídricos encuentra una doble culpabilidad; por un lado el clima, y por otro lado la voraz ambición económica de gobernantes y parlamentarios que aceptan el destrozar Chile, asesinar de inopia y desatención a sus compatriotas, para seguir llenando sus bolsillos y enriqueciendo a mega empresas transnacionales que abandonarán nuestro país no bien extraigan el último trozo de feldespato o de cuarzo, sin importarles un maldito bledo el haber “secado” a esta faja de tierra.

Por ello, a ciertos parlamentarios y autoridades tampoco les duele el alma al momento de decidir vender el agua de la Patagonia a naciones lejanas, ya que ello les  significaría un excelente negocio personal… y no así el llevar agua al norte chileno donde el negocio no es tal, sino más bien importa –para ellos y sus socios- un ‘gastadero de plata’ del cual no obtendrían un retorno en monedas tan abundante como el deducido de la venta de Chile al extranjero. Quizás, después de todo, el embajador chileno en Emiratos Árabes Unidos haya realizado enorme servicio al país cuando en Doha, Qatar, declaró aquello que convocó a este artículo... claro que lo debe haber hecho impensada e involuntariamente, por lo cual ya muchos políticos venales de seguro están tildándole de 'boquiflojo'... aunque para dieciocho millones de chilenos se trate de un bendito boquiflojo.

Arturo Alejandro Muñoz