LÁCTEOS CON ÉTICA
Gustavo Duch
La codicia, la corrupción y la
contaminación (las tres C) han penetrado tanto en el interior de nuestra
sociedad capitalista (con C) que iniciar cualquier actividad empresarial
o ser una persona empresaria está generando aversión. Si hasta hace no muchos años
los empresarios que en menos tiempo ganaban más dinero eran portada de todas
las revistas e iconos frente a los que arrodillarse, la crisis provocada por
dichos valores, ha resituado –como merecían- a tantos ganadineros en su lugar apropiado: el pozo de la
mezquindad.
Pero, ¿toda actividad empresarial es negativa en si misma?
Evidentemente que no, aunque escuchando las noticias últimamente nos cueste
creerlo. De hecho sin personas que emprenden viajes o aventuras -en este
caso económicas- pocas costas alcanzaríamos. La diferencia, como decía, se
encuentra en los valores que envuelven un proyecto u otro, y si pensamos en
claves sociales, solidarias y sostenibles (las tres S) observaremos cómo
empresas nacidas en ese ecosistema son mucho más que simples medios para
recoger beneficios, son actividades económicas, gentes y agentes, que
convierten su trabajo en beneficios para la sociedad. Incluso van más lejos, se
implican descaradamente en transformar, para mejorar, el mundo actual.
En Bizkaia tenemos el buen ejemplo de la Cooperativa Esnetik
(lácteos con ética), una jovencísima iniciativa para evitar la continua
desaparición de caseríos a causa de malvender (porque les malpagan) su leche a
la industria. Ocho caseríos se han asociado con un grupo de personas
consumidoras para responsabilizarse conjuntamente de la elaboración de quesos y
mantequilla; para construir entre todos y de forma transparente el precio de
estos productos; y para la comercialización de los excedentes que no se
consumen entre las familias de la cooperativa.
Uno de los resultados más sorprendentes y que pone en evidencia
el juego sucio de la industria se visibiliza en los precios de los alimentos de
Esnetik. Sabemos que cuando la industria pone un precio a un producto para nada
calcula sus costes, sino que empieza pensando a cuánto conseguirá venderlo
castigando los bolsillos de la ciudadanía, y de ahí empieza un descenso en
picado hasta llegar al mínimo posible por el que podrá comprar el producto en
la finca proveedora. En Esnetik, por el contrario, la construcción del precio
parte de la lógica de asegurar a las y los pastores un precio justo y digno por
su trabajo. Hoy por hoy, con esa visión Social, Solidaria y Sostenible de cada
litro de leche, las y los pastores reciben un 50% más de lo que le pagaría la
industria y, sorpresa, el socio o socia de la cooperativa lo paga un 20% más
barato que en cualquier supermercado.
Es decir, finalmente tenemos una actividad empresarial que
construyendo su espacio propio no se ve afectada por la especulación
globalizada, se salta la trampa de los precios artificiales, genera alimentos
sanos, asequibles y de calidad para la población, y garantiza la continuidad de
la auténtica y necesaria vida rural.
Mucho
más que la simpleza de ganar dinero.
Gustavo Duch Guillot. Revista SOBERANÍA ALIMENTARIA,
BIODIVERSIDAD Y CULTURAS
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