Cuánta tierra necesita un hombre
El Correo Vasco, Gustavo Duch.
3 de Junio de 2012
Desde la cima donde duermen
los restos del castillo de Lebrija, Sevilla, Txextu ganadero de Euskadi,
sentenció ―llegará un jeque árabe y comprará todas estas magníficas tierras
agrícolas de marisma. Los agricultores locales que le acompañaban en la visita se
sorprendieron con su afirmación y bueno a pesar de tan disparatada idea, le
creyeron a pie juntillas. Y Txetxu que no es adivino, lo adivinó. Ya están
aquí.
En los últimos 10 años de
burbujas especulativas reventadas, una nueva fórmula de inversión está
expandiéndose. El capital más capitalista está acaparando toda la tierra fértil
que le cabe en sus bolsillos. El razonamiento es sencillo: si la agricultura
industrial se ha demostrado que es un negocio tan rentable como ineficaz y la
población mundial aumenta, poseer áreas de cultivo será más rentable que
inventar la gallina transgénica ponedora de huevos de oro. Disponer de tierra
fértil es, a corto plazo, un gran negocio si cultivas productos de
agroexportación o agrocombustibles; y a largo plazo una inversión que se
revaloriza cada segundo que pasa.
Entre los inversionistas
neoconquistadores de tierras destacan fondos y bancos de inversión como el
Deutsche Bank; grandes empresas agrarias como Cargill; y petrodólares de países
que temen por su seguridad alimentaria como los Emiratos Árabes.
Tomemos un ejemplo de esta
última categoría, la empresa Al Dahra, líder en su país en el sector agrícola y
ganadero, con una especialidad destacada: ser suministradora de heno y forrajes
para la ganadería intensiva de la región. En este marco de economías
liberalizadas y repletas de monopolios tan bien les va, que se expanden en
busca de tierras baratas donde cultivar más forrajes, más dinero.
Al Dahra ya dispone de muchos
miles de hectáreas en Namibia, Sudan y Egipto donde se cultiva arroz, trigo,
alfalfa o palma aceitera. Y como viene denunciando la organización GRAIN este
acaparamiento de tierras fértiles es desencadenante de más pobreza en las zonas
rurales donde se da. Se desposee de tierras a miles de personas y sólo algunas
de ellas, con mucha suerte, podrán ser brazos temporeros y malpagados en alguna
de las nuevas y modernas fincas agroexportadoras. Mercantilizar la tierra
debería estar prohibido.
Y como decía Txetxu, Al Dahra
ya entró en España con la compra de la empresa aragonesa Desagro y sus tierras
cultivables, y sigue en expansión por nuestro país. El pasado mes de Enero
adquirió dos empresas -y sus tierras cultivables- en la provincia de Lleida.
Sus cálculos lo dicen todo pues prevé elevar su producción de las 110.000
toneladas actuales a 180.000 hasta 2015.
«Toda la tierra que recorras será tuya», le dicen
los campesinos bashkirios a Pajom, el personaje de Lev Tolstói en el relato
¿Cuánta tierra necesita un hombre? Y toda, parece la respuesta del capitalismo
irresponsable, que, lástima por él, no sabe cómo acaba la historia de Pajom.
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