La utilización de transgénicos en la alimentación
Publicado el Viernes, 03 Julio 2009
Escrito por Carlos Sainz/Barcelona
Fuente: Nuevo Claridad
Los OMGs (organismos modificados genéticamente) no solo se utilizan en los mercados de todo el mundo con blandos informes realizados por las propias empresas, empresas «independientes» (bajo directrices de las multinacionales como Monsanto, Nestlé...) sino que pasan a través de los filtros estatales mediante la dejadez (en algunos casos), la presión económica o sencillamente el «amiguismo» político tan recurrido...
Las consecuencias de la utilización de OMGs son diferentes y a distintos niveles; sociales, económicos y ecológicos con resultados gravísimos en los tres (salvo para las propias empresas, claro).
A nivel económico es muy sencillo; el agricultor no puede vender, prestar, regalar las semillas adquiridas, ni tan solo guardar las semillas resultantes de una cosecha porque, al tratarse de una especie nueva y producida (por tanto tratada como producto) se atiene a la ley de propiedad intelectual. Los abonos, fertilizantes y pesticidas que el agricultor comprará serán siempre vendidos por la marca que le proporcionó las semillas. Genial sistema de monopolio.
Las consecuencias sociales son evidentes. En el tercer mundo particularmente graves (como siempre), cada país es diferente pero todos los comportamientos tienen rasgos en común. En India por ejemplo para comprar semillas los bancos conceden préstamos a través de las empresas multinacionales como Monsanto y los agricultores, por la poca preparación según los medios de comunicación pero más correcto sería hablar de la poca perversión de la mente del agricultor frente al empresario, firman un contrato con la empresa a un altísimo interés (se estima que cerca del 90% de los granjeros están hoy endeudados), sin saber todavía que tendrá que pedir otro préstamo para comprar el abono, otro para el pesticida.... porque al tratarse de OMGs los productos solo reaccionan ante los productos de la propia marca. Y lo que menos se imaginan aún es que, tras utilizar todos esos productos, no crecerá otro tipo de vida en ese campo que no sea un producto de Monsanto. Se ata así de pies y manos al agricultor de por vida; el Ministerio indio de Agricultura confirma los datos de la crisis humanitaria en aquel país: mil granjeros optan por el suicidio cada mes. Paradójicamente lo hacen mayoritariamente mediante la ingesta de pesticida Monsanto. La noticia pasa inadvertida en la prensa española en mini artículos de 50 palabras.
Si no fuera poco, el problema más serio es el ecológico. Hay que entender que son productos vivos los que producen estas empresas y como tales, se reproducen con las especies contiguas (mediante polinización natural). Por lo que se habla de contaminación genética, ese producto que está en un campo de cultivo no transgénico adquiere el gen de vaca, rata o medusa mutado de la especie nueva cercana a él. Y por lo tanto el agricultor no transgénico no sabe que, poco a poco, su cultivo será transgénico. Es más, en legislaciones como la india o la estadounidense, ese cultivo contaminado pasa a ser propiedad de la empresa propietaria de esa mutación, por lo que el agricultor será denunciado ante la justicia mediante los inspectores de la empresa (sin importarles entrar en áreas privadas, vigilar desde el aire...), teniendo que abonar importantes indemnizaciones a la multinacional por apropiación indebida... increíble.
Por lo general, estos productos los fabrican para ser muy agresivos con su entorno y extenderse sobremanera... es así como por ejemplo en Argentina se están perdiendo muchísimas hectáreas forestales por culpa de la soja transgénica. No falta decir que todos los animales que viven allí adquieren los genes mutados sin que todavía existan estudios serios con las consecuencias reales.
Los animales de granja que comemos son alimentados por piensos. En España el 80% de los piensos utilizados para la ganadería son transgénicos, luego los venden sin especificar en la etiquetación que ese producto es transgénico (porque no lo es, pero sí lo era su alimento... vacíos legales...).
Gravísimo es que no existen estudios serios sobre los efectos de OMGs en humanos, ¿nos tenemos que fiar de los estudios de empresas como Monsanto? Ésta que se encargó de desarrollar y comercializar la hormona Somatotropina bovina RBS; la leche comercializada de estas vacas produjo centenares de casos de cáncer y diabetes entre sus consumidores (mayoritariamente niños, recordemos que se trataba de leche); esto sucedió hacia 1994. Durante medio siglo XX hasta los sesenta, utilizó y vertió PCB masivamente en USA, una proteína natural que en exceso provoca heptatitis, cáncer, asma... Y muchos escándalos que conocemos y otros que no conoceremos. Por lo que sus estudios no son precisamente de fiar. Cáncer, hepatitis, diabetes, asma... ¿enfermedades nuevas?... no lo sabemos aun, seguramente en 20 años sea un tema bien conocido ya que los productos transgénicos se producen masivamente en todo el mundo, Europa no esta fuera, y precisamente España utiliza transgénicos en más del 75% de su producción (según Greenpeace: tanto para alimentos que los humanos consumimos directamente o alimentos que consumiremos cuando comamos vaca, pollo o cabra...).
Recomiendo echar un vistazo a la «Guía Roja y Verde» de Greenpeace (puede ser consultada en su web www.greenpeace.org). Allí se detallan numerosos productos del mercado español e indican si están libres o no de material genético modificado. Es muy interesante contar con ella, en mi caso me he llevado alguna sorpresa.
A nivel económico es muy sencillo; el agricultor no puede vender, prestar, regalar las semillas adquiridas, ni tan solo guardar las semillas resultantes de una cosecha porque, al tratarse de una especie nueva y producida (por tanto tratada como producto) se atiene a la ley de propiedad intelectual. Los abonos, fertilizantes y pesticidas que el agricultor comprará serán siempre vendidos por la marca que le proporcionó las semillas. Genial sistema de monopolio.
Las consecuencias sociales son evidentes. En el tercer mundo particularmente graves (como siempre), cada país es diferente pero todos los comportamientos tienen rasgos en común. En India por ejemplo para comprar semillas los bancos conceden préstamos a través de las empresas multinacionales como Monsanto y los agricultores, por la poca preparación según los medios de comunicación pero más correcto sería hablar de la poca perversión de la mente del agricultor frente al empresario, firman un contrato con la empresa a un altísimo interés (se estima que cerca del 90% de los granjeros están hoy endeudados), sin saber todavía que tendrá que pedir otro préstamo para comprar el abono, otro para el pesticida.... porque al tratarse de OMGs los productos solo reaccionan ante los productos de la propia marca. Y lo que menos se imaginan aún es que, tras utilizar todos esos productos, no crecerá otro tipo de vida en ese campo que no sea un producto de Monsanto. Se ata así de pies y manos al agricultor de por vida; el Ministerio indio de Agricultura confirma los datos de la crisis humanitaria en aquel país: mil granjeros optan por el suicidio cada mes. Paradójicamente lo hacen mayoritariamente mediante la ingesta de pesticida Monsanto. La noticia pasa inadvertida en la prensa española en mini artículos de 50 palabras.
Si no fuera poco, el problema más serio es el ecológico. Hay que entender que son productos vivos los que producen estas empresas y como tales, se reproducen con las especies contiguas (mediante polinización natural). Por lo que se habla de contaminación genética, ese producto que está en un campo de cultivo no transgénico adquiere el gen de vaca, rata o medusa mutado de la especie nueva cercana a él. Y por lo tanto el agricultor no transgénico no sabe que, poco a poco, su cultivo será transgénico. Es más, en legislaciones como la india o la estadounidense, ese cultivo contaminado pasa a ser propiedad de la empresa propietaria de esa mutación, por lo que el agricultor será denunciado ante la justicia mediante los inspectores de la empresa (sin importarles entrar en áreas privadas, vigilar desde el aire...), teniendo que abonar importantes indemnizaciones a la multinacional por apropiación indebida... increíble.
Por lo general, estos productos los fabrican para ser muy agresivos con su entorno y extenderse sobremanera... es así como por ejemplo en Argentina se están perdiendo muchísimas hectáreas forestales por culpa de la soja transgénica. No falta decir que todos los animales que viven allí adquieren los genes mutados sin que todavía existan estudios serios con las consecuencias reales.
Los animales de granja que comemos son alimentados por piensos. En España el 80% de los piensos utilizados para la ganadería son transgénicos, luego los venden sin especificar en la etiquetación que ese producto es transgénico (porque no lo es, pero sí lo era su alimento... vacíos legales...).
Gravísimo es que no existen estudios serios sobre los efectos de OMGs en humanos, ¿nos tenemos que fiar de los estudios de empresas como Monsanto? Ésta que se encargó de desarrollar y comercializar la hormona Somatotropina bovina RBS; la leche comercializada de estas vacas produjo centenares de casos de cáncer y diabetes entre sus consumidores (mayoritariamente niños, recordemos que se trataba de leche); esto sucedió hacia 1994. Durante medio siglo XX hasta los sesenta, utilizó y vertió PCB masivamente en USA, una proteína natural que en exceso provoca heptatitis, cáncer, asma... Y muchos escándalos que conocemos y otros que no conoceremos. Por lo que sus estudios no son precisamente de fiar. Cáncer, hepatitis, diabetes, asma... ¿enfermedades nuevas?... no lo sabemos aun, seguramente en 20 años sea un tema bien conocido ya que los productos transgénicos se producen masivamente en todo el mundo, Europa no esta fuera, y precisamente España utiliza transgénicos en más del 75% de su producción (según Greenpeace: tanto para alimentos que los humanos consumimos directamente o alimentos que consumiremos cuando comamos vaca, pollo o cabra...).
Recomiendo echar un vistazo a la «Guía Roja y Verde» de Greenpeace (puede ser consultada en su web www.greenpeace.org). Allí se detallan numerosos productos del mercado español e indican si están libres o no de material genético modificado. Es muy interesante contar con ella, en mi caso me he llevado alguna sorpresa.
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