Antes del diluvio, el ecosocialismo, la apuesta política actual

Posted by Socialismo Revolucionario on domingo, diciembre 04, 2011



Autor(es): Löwy, Michael
Löwy, Michael. Nació en Brasil en 1938, hijo de inmigrantes judíos vieneses. Se graduó en Ciencias Sociales en la Universidad de San Pablo en 1960, y se doctoró en la Sorbona, bajo la dirección de Lucien Goldmann, en 1964. Vive en París desde 1969. Es director de investigación emérito en el Centre National de la Recherche Scientifique (Centro Nacional de Investigación
Científica); fue profesor en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales). Sus obras han sido publicadas en 24 idiomas. Entre sus libros más recientes se encuentran Redención y utopía.
El judaísmo libertario en Europa central (1988); Rebelión y melancolía. El romanticismo como contracorriente de la modernidad (1992); Walter Benjamin: aviso de incendio (2001); Kafka, soñador insumiso (2004); Sociologías y religión. Aproximaciones insólitas (2009); Ediciones Herramienta y El Colectivo publicaron, en 2010, su libro La teoría de la revolución en el joven Marx. Es miembro del consejo editor de la Revista Herramienta, donde ha realizado numerosas contribuciones.
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Prefacio al libro
“ECOSOCIALISMO La alternativa radical a la catástrofe ecológica capitalista”
El ecosocialismo es una corriente política basada en una constatación esencial: la protección de los equilibrios ecológicos del planeta, la preservación de un medio favorable para las especies vivientes –incluida la nuestra– son incompatibles con la lógica expansiva y destructiva del sistema capitalista. La búsqueda del “crecimiento” bajo la égida del capital nos conduce, en efecto, a corto plazo –los próximos decenios–, a una catástrofe sin precedentes en la historia de la humanidad: el calentamiento global.
James Hanson, climatólogo de la NASA, uno de los mayores especialistas mundiales en la cuestión del cambio climático –la administración Bush había intentado impedir, en vano, impedirle que hiciera públicos sus diagnósticos–, escribe esto en el primer parágrafo de un libro publicado en 2009: El planeta Tierra, la creación, el mundo en el que la civilización se desarrolló, el mundo con las normas climáticas que conocemos, con su geografía costera estable, está en peligro, un peligro inminente. La urgencia de la situación solo se cristalizó a lo largo de los últimos años.
Ahora tenemos pruebas evidentes de la crisis […].
La sorprendente conclusión es que la continuación de la explotación de todos los combustibles fósiles de la Tierra no solo amenaza a millones de especies en el planeta, sino también la supervivencia de la humanidad misma –y los plazos son más cortos de lo que pensamos–.1
Esta comprobación es ampliamente compartida. En su libro incisivo y bien informado, Comment
les riches détruisent la plannète[Cómo los ricos destruyen el planeta] (2007), Hervé Kempf presenta, sin eufemismos ni falsas apariencias, los acontecimientos del desastre que se prepara: más allá de un cierto umbral, que podría alcanzarse mucho mas rápido de lo previsto, el sistema climático podría exasperarse de manera irreversible; ya no se puede excluir un cambio
súbito y brutal, que haría subir la temperatura global varios grados, a un nivel insoportable. Frente a esta comprobación, confirmada por los científicos y compartida por millones de ciudadanos del mundo entero conscientes del drama, ¿qué hacen los poderosos, la oligarquía de los multimillonarios que dirige la economía mundial? “El sistema mundial que rige actualmente la sociedad humana, el capitalismo, se opone de manera ciega a los cambios que es indispensable
esperar si se quiere conservar para la existencia humana su dignidad y su promesa”. Una clase dirigente predadora y codiciosa obstaculiza cualquier veleidad de transformación efectiva; casi todas las esferas de poder y de influencia están sometidas a su pseudorrealismo, que pretende que cualquier alternativa es imposible y que la única vía imaginable es la del “crecimiento”.
Esta oligarquía, obsesionada por el consumo ostentoso y la competencia suntuaria –como ya lo demostraba el economista norteamericano Thorstein Veblen–,2 es indiferente a la degradación de las condiciones de vida de la mayoría de los seres humanos, y ciega frente a la gravedad del envenenamiento de la biosfera.3

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1 James E. Hansen, Storms of my Grandchildren. The Truth About the Coming
Climate Catastrophe and our Last Chance to Save Humanity. Nueva York: Bloomsbury, 2009,
p. IX.
2 Thorstein
B. Veblen, Théorie
de la classe de loisir (1899).
París: Gallimard, colección “Tell”, 1979.
3 Hervé
Kempf, Comment les riches détruisent
la planète. París: Le Seuil, 2007. Ver también su otra obra